10 Pasos para aprender a escuchar

21:09

"La vida se trata de otras cosas más abrumadoras. Se trata de despertar cada día buscando desesperadamente algo a lo cual aferrarse para no terminar con una escopeta en el mentón."



A veces, todo lo que necesitas son unos audífonos y tu canción favorita. Pero otras veces, tan sólo es necesario alguien a quien escuchar. Aunque creo que la frase era “alguien con quien hablar” hoy quiero decirte que no hables. Que escuches.


Somos egoístas. 


Todo lo que tenemos es nuestro mundo y nos interesa únicamente lo que pase en él. Entonces, cuando de pronto sientes que lo que está pasando dentro te supera buscas a alguien con quien compartirlo sin detenerte a pensar si esta persona está pasando por algo parecido o incluso, mucho peor.

Debiéramos tener la precaución de antes de contar cualquier cosa preguntar honestamente cómo está esa persona dispuesta a escucharte. Quizá sí, esté bien pero puede que no y que se decida a escucharte y meterse en tus problemas sólo por escapar de los suyos.

Es imperativo que sepas en qué condición se encuentra y que, de ser necesario, sepas cuándo está mintiendo. Si se encuentra bien, créeme, te escuchará con la disposición y todo el respeto que puedes merecerle pero si no, puede escucharte a través de un espejo. Puede captar las palabras que estás diciendo y asemejarlas por una extraña razón, a lo que le está sucediendo. Y pasa. De alguna forma, el universo conspira para que ambas historias tengan sentido y puede que sirva de algo pero también ayuda para dejar de ver con claridad.

A veces quieres que tu historia se parezca a la de alguien más (inconscientemente) pero entonces, desvías la atención.


Pídele un consejo sobre lo que sea que le estés hablando y ten la seguridad de que lo que saldrá de su boca será más que para ti, un consejo para él mismo. Lo que pasó fue que tú encontraste las palabras para contarle su propia historia y digamos que llegaste buscando una solución cuando quién la encontró fue él.

Ahora, claro que puede servir cuando tienes una situación que se te sale de control. Puedes sentarte a hablar con alguien y poner atención porque entre dos palabras ordinarias y quizá te encuentras con lo que estabas buscando. El hombre es, por naturaleza, un ser social. Date a la tarea de escuchar. Alguien puede tener entre sus historias algo que cambie la tuya.

Pero no siempre funciona. O no quieres que sea así. O no debe ser así.

Hay ocasiones en las que quieres ayudar. Así que no simplemente lo hagas. Esfuérzate por lograrlo. Porque en verdad puedas ayudar a alguien.

Escucha apagando tu monólogo interior. No te metas en los zapatos del otro. Quítaselos y póntelos. Es el primer paso.

Analiza cada palabra y más allá, comprende cómo las dice. ¿Es enojo lo que percibes en su voz? Determina cómo se siente a través de lo expresa. Puede que no te lo cuente todo, pero créeme que te da todo para que lo averigües tú solo. Escucha lo que te dice en sus ojos. Míralo fijamente. Aún y cuando quiera tener la vista perdida, oblígalo a mirarte. Tarde o temprano terminará haciéndolo. Es el segundo paso.

Entiende la entonación de las palabras y deduce lo que esconden. Lo que hay detrás. Aunque te lo diga todo, siempre hay algo que se esconde. ¿Qué posición tiene? ¿Manos juntas? Estas señales son factores importantes para determinar el grado de dificultad de la situación. Ata los cabos sueltos. Es el tercer paso.

Tomará aire. Querrá tu opinión. No digas nada determinante todavía ni te aventures a dar una solución a medio pensar. Ahora, tú toma aire. Copia la expresión que tiene en el rostro y devuélvesela. Entenderá que entiendes. Anímalo a seguir. Pregunta las cosas que no terminas de relacionar con lo que ya tienes en mente. Escucha. Suma los hechos relevantes. Resta los que dejan de serlo. Es el cuarto paso.

Puede que algo, en todo el hilo de la historia, te haga enojar. No dejes que influya. Necesitas estar completamente fuera de la situación y el sentir algo te entromete. Hace que tu posición se altere y por tanto, que no sea objetiva. Lo que alguien que busca a otro alguien para que lo escuche quiere, es una respuesta acorde a sus necesidades no a tus necesidades. Tenlo presente. Es el quinto paso.

Dí algo que lo haga reír. Recuerda una anécdota. Sácalo por un minuto del lugar a donde su mente se ha ido. Haz que vuelva. Sólo puedes lograrlo sacando a relucir tu sentido del humor. No puedes dejar que se vaya muy lejos porque entonces comenzará a decir cosas que ya no importarán. Debes estar alerta. Hazlo reír o coman algo juntos. Necesitas mantener su boca ocupada. Es el sexto paso.

Nunca juzgues. No eres quién. Recuerda que estás en sus zapatos y nadie, por más masoquista que sea, se juzga a sí mismo. Si de pronto cruza tu mente, para. Abrázalo. Siente lo que él está sintiendo en este momento. Ahora sí, sigue. Es el séptimo paso.

A medida que pasa el tiempo se irá relajando y entrará en (más) confianza. Es el momento que más atención tienes que prestar. Sólo aquí te dirá cosas que no había mencionado antes pero que son ese eslabón perdido que te hacía falta para unir los puntos. A la vez que dice más cosas, su actitud cambia y lo delata. Es en este instante en que los sentimientos llegan al clímax y entonces, explota. A su manera lo hace. Para este instante ya debes estar listo. Es el octavo paso.

Aquí apareces tú. Tienes que empezar a hablar porque de todo lo que tienes en mente, corres el riesgo de olvidar alguno de los detalles en que tanto te concentraste. Así que suéltalo. Todo de corrido. Comienza con el tono de voz en el que él terminó de hablar. Entrarás donde sea que está ahora. Mantén la mirada fija. Mueve las manos. Enfatiza en los puntos importantes. Ponlo a pensar en lo que dijo. En lo que llamó tu atención. Retrocede la película cuantas veces sea necesario. Hazle preguntas pero contéstalas tú mismo. Por nada del mundo dejes que te interrumpa. Sube la voz e incluso enójate (con las palabras y no con la situación). Cálmate. Es el noveno paso.

Entonces empezará a hablar. Y déjalo. Pero no lo suficiente como para igualar la primera parte. Deja que hable pero habla tú también. Si es necesario, discute. Juega a ser su contraparte. A mostrarle que ves la situación completa y que su punto no es el único válido. Enumérale las opciones. Enséñale lo que no está viendo. Y entre los dos completen el esquema. Sólo entonces, la solución tendrá el sentido necesario para efectuarse. Sólo llegados a este punto, la solución puede realmente funcionar y sólo en este momento, su mirada, su respiración, cambiarán. Este es el paso final.

Después puede que ni siquiera te enteres de en qué terminó todo. Que no quiera contártelo o que simplemente no se dé la oportunidad. Pero tranquilo, si seguiste todos los pasos ten por seguro que la solución funcionó. Que puede que lo que ésta trajera no fuera lo esperado pero no había forma de saberlo.

Si todo esto fue con una persona que ya era cercana, bueno pues afianzaste la relación y la confianza aumentó. Todo fue ganancia. Pero si por el contrario, y ya ves que suele suceder bastante, fue con una persona con la que aunque mantenías una conversación no pasabas de eso, pues casi me atrevo a afirmar que ganaste un amigo. Por uno u otro lado, saliste ganando.

¿Y qué fue todo lo que hiciste?


Escuchar.

PD: Quédate con esta cita por el resto de tu vida de la semana.


Vive, joder, vive.

Y si algo no te gusta, cámbialo.

Y si algo te da miedo, supéralo.

Y si algo te enamora, agárralo.

“Tengo que…” nunca es un buen comienzo.

No hagas nada que empiece con esas palabras.

“Quiero/amo/voy/puedo”, es la mejor manera para construir tus frases, tu día y toda tu vida”

Patricia Benito

Llegó la hora de que me cuentes!

En ese momento cuando te sientas a escuchar los problemas y más que eso, la vida de alguien más, ¿puedes identificar cada uno de estos pasos? ¿Cuál pones en práctica? 

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2 comentarios

  1. Aprecio el entusiasmo que le pones a la hora de escuchar a alguien, ademas creo que sirve para escucharse así mismo, pero me encantaría saber cuales son tus pasos para desahogarte, o como lo haces, porque como dicen todos tenemos problemas y aunque muchas personas aman hablar de si mismas, hay algunas otras otras que pasan sus días escuchando a los demás, con temor a sacar de su ser lo que los aqueja y represando toneladas y toneladas de sentimientos, emociones, ideas, y todo tipo de cosas que taponan la mente y el corazón, y no te dejan tener una vida sana, así que me encantaría que pudieras darnos una muestra de que haces para desahogarte, ademas de escribir, que se, es tu favorita.

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    Respuestas
    1. Hola!!
      bueno antes de todo, ¿por qué el anónimo? No me gustan los comentarios a los que no sé a quién me dirijo... regálame tu nombre la próxima vez!
      Y vale que me has dado una idea grandiosa por un próximo post en la sección de "pasos para", sin embargo no te aseguro una fecha porque no soy la más adecuada para hablarte de cómo hacerle para desahogarse y mucho menos, escribir una serie de pasos así que necesitaré ayuda pero ten por seguro que no pasará de este mes.
      Muchas gracias por el feedback!

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